Esta columna tenía un enfoque, un tono y una conclusión diferente. Esta columna partiría de una hipótesis relacionada con la falta de respeto por la norma que tienen los miembros del Centro Democrático, proponiendo como ejemplo el caso del candidato Norman Harry, cabeza de lista al Concejo de Medellín por este partido político.

De acuerdo con la Ley 617 de 2000, no podrá presentarse como candidato al Concejo y por ende como concejal, “quien dentro de los doce (12) meses anteriores a la fecha de la elección haya ejercido como empleado público, jurisdicción o autoridad política, civil, administrativa o militar, en el respectivo municipio o distrito, o quien como empleado público del orden nacional, departamental o municipal, haya intervenido como ordenador de gasto en la ejecución de recursos de inversión o celebración de contratos, que deban ejecutarse o cumplirse en el respectivo municipio o distrito”.

Esta inhabilidad había puesto en tela de juicio al candidato Norman Harry, pues su renuncia no se había realizado en los periodos establecidos por la legislación nacional, que para este caso era el 25 de octubre de 2014. Él, quien se desempeñó como Subdirector de Fomento Deportivo y Recreativo del Instituto de Deporte y Recreación de Medellín (INDER), y era el responsable de la ejecución de más de 35 mil millones de pesos en 2015 según el Plan de Compras de esta entidad (actualizado al 25 de enero del presente año), solo renunció hasta el 22 de febrero de 2015, esto es, casi cuatro meses después de la aparente fecha estipulada para su caso.

En septiembre de este año, “El reverbero de Juan Paz” publicó que existía una denuncia ante el Consejo Nacional Electoral por el caso Harry, la cual, según se publicaba en el blog, “fue admitida”. Sin embargo, poco se ha conocido desde entonces sobre el estado de esta querella.

En diálogo telefónico con Norman Harry, él afirmó que “siempre, en los estamentos o entidades que les compete investigar y hacer el trámite respectivo, se dieron las explicaciones, los argumentos y ya hay un fallo al respecto que evidencia que no hay ninguna inhabilidad”.

Según explica, además de no ser ordenador de gasto, era un funcionario público que no celebraba convenios ni tenía irregularidades asociadas al ejercicio de sus funciones. Incluso, presentó su manual de funciones para demostrar hasta dónde llegaba su responsabilidad y si esto representaba o no una inhabilidad. Con sus argumentos, demostró ante las entidades competentes la validez de su candidatura y hoy, podría decirse, tiene un asiento asegurado como corporado, dada la votación que el Centro Democrático espera en Medellín.

Este hecho me motivó a la reflexión sobre la animadversión que existe hacia el Centro Democrático; una animadversión de la que yo mismo he sido movilizador y que desde un real escenario democrático no debería existir.

Algunos dirán que la polémica figura del líder natural de este partido, Álvaro Uribe, es suficiente argumento para tener un odio profundo hacia esta colectividad. Claro, el expresidente es un hombre de amores y odios, no de intermedios. Otros indicarán que las mentiras descaradas que son capaces de decir algunos de sus representantes para despotricar del proceso de paz son una razón válida. Incluso, los más esotéricos concluirán que esto es el karma de la persecución que ellos mismos gestaron a sus oponentes cuando estaban en el poder.

Pero, el genuino demócrata no puede valerse de esos argumentos y debe reconocer opositores, contendientes en la arena política, no enemigos. No debe lanzarse con persecuciones y guerra sucia para ganar elecciones desde escritorios y no desde las urnas.

Hoy los estamentos que representan la legalidad se han pronunciado y es necesario reconocerlo. Mañana, los ciudadanos se pronunciarán en las urnas y si llegara a ganar el Centro Democrático, como lo aparentan las encuestas, será la oportunidad para que quienes no estamos de acuerdo plenamente con sus postulados, ejerzamos un control político serio, juicioso y que, en vez de frenar procesos, aporte a la construcción desde la diferencia. No sigamos alimentando la animadversión hacia el Centro Democrático.

Columna publicada originalmente el 8 de octubre de 2015 en el periódico El Mundo de Medellín.