La foto de Walter

Motivado quizá por ese interés que le despiertan las cámaras y por su sueño de ser actor, en cada uno de nuestros encuentros Walter me pedía que le tomara una fotografía y que después se la imprimiera para él conservarla.

Cuando recibió la primera fotografía impresa su reacción fue inesperada. Sus ojos se iluminaron y en su rostro empezó a dibujarse la alegría. Era inevitable preguntarle:

-¿Qué sentiste hoy que recibiste la foto?

Sentí una alegría. Eh… eh… Sentí que estuve con Dios, aunque yo siempre he estado con Dios. Sentí que el corazón de mi alma… aunque yo soy grafitero, no debo de ser otra persona. Yo soy una persona que no soy mala. Soy bueno. A pesar que soy grafitero, pero yo sé controlar mi mente. No me meto con nadie, por eso la gente no se mete conmigo. Por aquí la policía no me dice nada, porque sabe que yo soy calmado; yo no me meto con nadie. Y los que no se meten con nadie, los que no son malos, los que no roban; por ejemplo, yo no robo, no atraco, no hago maldad, no soy malo, por eso me estima mucho la gente y mi familia también me estima mucho por eso. Por ese sentido de yo ser. Y muchas gracias por darme esta foto.

A todos los que me van a escuchar aquí, ojalá comprendan que aunque uno esté en la calle, nosotros también somos seres humanos y somos de carne, como ustedes. Aunque hay mucha gente que piensa mal de la gente de la calle, y no los quiere, yo les digo una cosa a ustedes: nosotros somos de su misma carne y de su misma sangre. De un mismo padre, que es Jesús. Así que yo les pido a ustedes que cuando los vean, abran su corazón por ellos. Que no los miren feo. Que ellos también son de una sola carne. Y gracias por escucharme aquí (suspira y sonríe).


Texto en homenaje a Walter y Gloria Elena (QEPD)

Walter y Gloria, con la foto de Walter – Tomada por Johnatan Clavijo

Este texto se terminó de escribir en julio de 2014.

[1] En el caso de Walter, para ser más específicos, hablamos de un habitante en calle, pues él mantiene contacto con su familia y podría, incluso, vivir en su hogar materno, pero no lo hace; diferente a un habitante de la calle, cuya característica es que ha perdido todo contacto con su familia o amigos y, por lo tanto, su contexto de socialización con otros está solo en la calle. Debe anotarse, además, que la cifra de cerca de 3.000 personas habitando la calle es un aproximado basado en los datos recopilados por el Sistema de Atención al Habitante de Calle Adulto de Medellín, los cuales no alcanzan a reflejar la dimensión real de la problemática.

[2] Todos los testimonios en el textos son escritos tal y como fueron pronunciados. Por este motivo se deja esta nota aclaratoria, con el ánimo de no reiterar las siglas SIC en cada testimonio.

[3] Se destaca de nuevo que los testimonios de Walter son escritos tal y como él los expresó. Se omite la sigla SIC para facilidad en la lectura, razón por la que se deja esta nota aclaratoria, respecto a este y los demás testimonios del protagonista en el texto.